En medio de una guerra, ¿y tú quieres que escriba sobre mariposas amarillas?
Por Belem Hernández López
Un vaso de papel desechable contiene el café que la acompaña a diario y puntualmente en cada una de sus clases. La mexicana, Alma Karla Sandoval Arizabalo, periodista, poeta, escritora y catedrática, mezcla la bebida con el agitador y toma un sorbo mientras está sentada al frente de un salón de la universidad.
Sostiene que la verdadera poesía es la resistencia. “La poesía como un mecanismo, como una herramienta, como un género de literatura te permite siempre estar al filo de la verdad. En nuestro país, si dices la verdad corres muchísimo riesgo.” Propone la poesía como movimiento revolucionario. “Dice Silvio Rodríguez “la ciudad se derrumba y yo cantando” o Sábato “nada puede contra un hombre que canta en la miseria.” Nada. Arte.” Comenta que le han dado consejos sobre cuidar lo que escribe en el periódico. “Yo habría querido publicar muchas cosas, quiero publicar muchas cosas. Tengo una beca para escribir un libro de cuentos sobre la violencia en Morelos y ahí sí voy a poder decir lo que quiera.”
–¿Cuáles son las condiciones para que se vuelva a dar un Boom en Latinoamérica?
–¡Ay! Que Dios nos agarre confesados antes de que se dé.
Asevera y coincide con su amigo Jorge Volpi, que el Boom ha dejado una resaca. Ha subestimado a las generaciones siguientes y no se ha valorado como debe de ser a algunos grandes escritores como Ricardo Piglia o Mempo Giardinelli. “Opaca. De repente brilla algo tanto que lo que sigue también puede brillar, pero a lo mejor no con los mismos colores.” Hace referencia a “Rayuela” y los temas soñadores que ya no se pueden tocar. “Lo siento, no me puedo ir a Paris y ser Oliveira y ser La Maga. No puedo, no me puedo suicidar en un puente. O sea, ¿suicidarte en París? Era un lujo.”
Alma Karla se sentiría culpable de escribir de ésa manera. “No queremos un Julio Cortázar, ya no lo necesitamos […] Estaría traicionando la realidad.” También relaciona su inconformidad, de lo que está pasando en el país y en el mundo, con “Cien años de soledad” y los que están esperando un segundo Boom en la literatura. “En medio de una guerra ¿y tú quieres que escriba sobre mariposas amarillas?”
–¿Cuál sería una solución realista al problema del narcotráfico?
–El problema del narcotráfico es internacional. Una guerra no va a hacer que respeten más a nuestro país. Posiblemente puede ayudar a legitimarse pero no va a ser la panacea. Yo no estoy de acuerdo con que se pacte con el narcotráfico, como sabemos que otros partidos lo vinieron haciendo, sin embargo, de alguna manera que yo ignoro, se mantuvo un equilibrio.
Alma Karla comenta que algo se desajustó, y no es el pacto. “No había un pacto con el narcotráfico en este país, quizá el narcotráfico estaba cogobernando México.” Propone el desmembramiento de los carteles, pero que en un sexenio, ni de tajo se puede eliminar.
Después hace referencia a la siguiente metáfora que el Presidente de México realizó en agosto del 2010: “A mí me pasa como al médico del pueblo (que) llega un paciente y dice, oiga doctor, a mí siempre me duele el estómago y con un té de hierbabuena siempre se me ha quitado (…) y el médico abre y no es ni gastritis ni apendicitis, es un tumor”, a lo que ella expone:
–Si tienes los elementos para hacer una resonancia magnética, haces una biopsia aquí, haces una biopsia allá .Sin abrir te das cuenta cómo es el cáncer. ¿Y qué hace un buen oncólogo? No abre el cuerpo, porque cuando abres se propaga.
Una alumna le pregunta que si tuviera a Felipe calderón de frente, ¿qué le diría? Alma Karla, después de sostener que sería imposible acercarse a él por su equipo de seguridad, responde:
–Señor Presidente, tendrían que darle un premio nobel de química.
–¿Sobre que temas has querido escribir siempre y por diversas cuestiones no lo has hecho?
–Tengo una deuda muy interesante en este momento de mi vida.
Habló sobre su estancia en Colombia y el hecho de que conoció al escritor Germán Espinosa gracias a su mejor amigo, Johan Rodríguez. Relató que en una ocasión, tomaron un café con Germán Espinosa, su esposa, Johan Rodríguez y ella.
–Dos años después de esa conversación, las tres personas que estaban sentadas frente a mí estaban muertas. Soy sobreviviente de esa mesa. […]Creo que la obra de German Espinosa no ha sido valorada en América latina como lo merece. No se le ha hecho justicia a Espinosa como autor, quiero que la memoria de Johan quede salvaguardada para siempre y también quiero entender que le sucedió a mi vida, que me ha sucedido a mi y que podría sucederme y me voy a ir el año entrante, ojalá pueda , a escribir la novela a Bogotá.
“Porque libro, todavía, una guerra atroz en la memoria”. Esto es lo que se lee en las últimas dos estrofas del poema, “Certeza fugitiva”.
–¿Tendrá algo que ver con alguna guerra atroz que libres en tu memoria?
–¿Pues cuántas guerras en la memoria no llevamos? Creo que el ser humano se sostiene como tal, gracias a la memoria.
“Me encantan, son aves migratorias, fuertes, discretas, elegantes, son capaces de recorrer largas distancias sin mucho combustible, y siempre vuelven. Siempre regresan. Siempre tienen algo que contar”. Es lo que contestó cuando una alumna le preguntó, con notoria curiosidad, sí las golondrinas tienen algún significado en su vida, sabiendo ella, que Alma Karla tiene un tatuaje del ave en la nuca. Se reservó el significado personal, pero explico que le encantan los símbolos y ha trabajado en ellos. “Ojalá pudiéramos volar grandes distancias, y volver cada determinado tiempo a nuestro territorio.”